“Tengo ganas de bañarme en el mar, se ve tan infinito y tranquilo, siempre negándonos conocerlo completamente” me decía ella mientras el sol se ocultaba tras el horizonte y yo veía esa luz naranja golpear su rostro envidiando que fueran luz y no mis besos los que estuvieran delineando la sombra de sus labios.
Me dijo esto, se levanto y volteo a verme como invitándome a nadar en sus brazos mientras el mar nos golpeaba los brazos intentando meterse entre nosotros como sus ojos se metían en mi alma, yo siempre estaba mirándola, sin embargo ella, tímida, escondía esos luceros para mostrármelos en el momento menos adecuado y desnudar mi pensamiento mientras mi cerebro se encontraba concentrado en la mejor forma de hacerla sentir la mujer más amada del mundo.
Una vez en el mar la abracé por la cintura, bese sus labios y el sol fue ahora el que envidiaba la posición de mis besos.
Ahora solo veo su brillo mientras el sol, derrotado, se esconde esperando cobrar su venganza y mañana poder brillar más que esta mujer que me tiene pensando todo el día en ella.
Me dijo esto, se levanto y volteo a verme como invitándome a nadar en sus brazos mientras el mar nos golpeaba los brazos intentando meterse entre nosotros como sus ojos se metían en mi alma, yo siempre estaba mirándola, sin embargo ella, tímida, escondía esos luceros para mostrármelos en el momento menos adecuado y desnudar mi pensamiento mientras mi cerebro se encontraba concentrado en la mejor forma de hacerla sentir la mujer más amada del mundo.
Una vez en el mar la abracé por la cintura, bese sus labios y el sol fue ahora el que envidiaba la posición de mis besos.
Ahora solo veo su brillo mientras el sol, derrotado, se esconde esperando cobrar su venganza y mañana poder brillar más que esta mujer que me tiene pensando todo el día en ella.
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