3.10.10

Para Maru

Hoy el Sol salió por el lado equivocado, por lo tanto dieron las 11 y yo aún no me despertaba. Abrí los ojos y vi cómo mi cama estaba vacía, solamente yo y un lugar destendido.

Hoy, a la una de la tarde, no soportaba el calor que había provocado esta rebelión del universo y que provocó que en el día más importante de mi vida no me despertara a tiempo e inclusive olvidara la importancia de ese día.

Hoy a las 4 de la mañana (cuatro horas antes de que sonara mi despertador) el universo decidió que las cosas al parecer no iban en el camino correcto y giro desde dónde había girado antes.

Esto provocó caos, por lo menos en mi caso, que ya no recordaba nada de lo que tenía planeado hacer después de este día, solamente sabía lo que me había sucedido hasta el momento antes de recargar mi cara sobre la almohada y dormir hasta este momento.

Miré el reloj otra vez, ahora marcaba las doce. Algo parecía completamente fuera de lugar así que decidí salir de mi cuarto a explorar este nuevo mundo.

Lo que me encontré fue de lo más extraño, la gente caminaba hacía atrás, hablaban un idioma que yo no entendía, todo sucedía a la inversa de cómo había sucedido antes.

anañam arap otsil sátse ay?” me decía mi hermana cada vez que me veía, pase cerca de mi mamá y solamente dijo “aíd narg led setna sotnuj someremoc sagell euq oneub euq” y aunque no les entendía, asentí con la cabeza y seguí mi día normal.

Ahora el reloj marcaba las once.

Después de casi hora y media había entendido que ya nada sería como antes, o que todo estaba siendo como había sido en un pasado, estaba regresando en el tiempo y el único que se daba cuenta de las irreverencias y caprichos de Dios era yo.

Otra vez el mundo se había olvidado de mi, volverían a pasar los años y yo sería el único que envejecería mientras los demás se volvían más jóvenes hasta desaparecer totalmente.

Pero ¿qué pasaría el día en que nací?

Dejé que pasaran los días observé como mi mamá y mi hermana preparaban todo para una gran fiesta, mi hermana decía “erpmeis arap riviv aíreuq alle noc euq óidiced euq atsah omsimisep lanoicidart us nis narasap sasoc sal euq ojed y neiugla a rereuq opus nif la ,onamreh rop neib euq” y mi mamá le contestó: “no es pesimista, solamente tenía miedo” “odeim aínet etnemalos ,atsimisep se on”.

Los días seguían pasando y cada día se veían menos felices mi familia, ¿qué iba a pasar que las tenía tan ocupadas?

Con el paso del tiempo me di cuenta de las grandes cosas que ellas siempre habían hecho por mi, de lo maravillosa que había sido la vida conmigo, y de todo lo que me había perdido.

Cerré los ojos y entre llanto grité “algún día las cosas serán diferentes”, me quedé dormido, llevaba casi una semana durmiendo menos de dos horas diariamente.

Desperté con el Sol otra vez, mi ventana que apuntaba hacía el este estaba perfectamente iluminada por el amanecer (o el atardecer) desde atrás de los volcanes, me quedé maravillado viendo este espectaculo al que nunca le había puesto verdadera atención, un momento después sentí unas manos sobre mis hombros y escuche “buenos días amor” y esa persona se sentó a mi lado a observar como la luz de la estrella más cercana se elevaba, miré mi reloj, un minuto exactamente hasta ver que de 8:21 pasó a 8:22.

La mujer se levantó y me dió un beso, me dijo que este día no podría verla asi que era para que estuviera todo el tiempo pensando en ella.

Me levanté, bajé a la cocina y ahí estaban mi mamá y mi hermana preparando el desayuno, las dos me sonrieron, mi mamá me abrazó y dijo “ya eres todo un hombre” yo no pude evitar sonreir, el universo me había dado la oportunidad de hacer que las cosas fueran diferentes.


A Maru la pueden leer en http://marujis-brujis.blogspot.com

y este cuento es para que nos regale una sonrisa.

1 comentario:

Maru dijo...

Gracias por el cuento Rubs... definitivamente el universo siempre me da este regalo, sólo que a veces se me olvida :)