El amor no está en Hollywood
“Ella era un amor como de película… ridícula” me confesó entre copas un compañero de borracheras y sueños frustrados en aquel bar rústico del centro.
“Ya sabes, asquerosamente rosa, de esas mujeres que te presentan un mundo tan surrealista que llegas a olvidar que estás en México y que estamos en uno de los peores países para vivir.” Yo sólo asentía con la cabeza, aunque mis ojos se cerraban en ese momento, siempre disfrutaba escuchar la filosofía de la calle de este compañero de tragos.
“Y yo, creyendo que todo tendría un final feliz, me di cuenta que esa felicidad es inalcanzable y que en realidad no existe la felicidad, simplemente un trayecto hacia algo indefinido pero que creemos que es felicidad. Y si las películas duraran más de una hora y media veríamos que pasa después de ese beso tan esperado y la definitiva pero errónea palabra, fin.”
Mientras decía esto yo pensaba en las miles de parejas de enamorados que entran a la sala imaginando que están observando la realidad cuando el absoluto de la realidad es otro imposible y nos quedamos con lo que estamos viendo, mientras los enamorados solo ven un beso en la pantalla y repiten esta acción que los lleva a un momentáneo placer sin saber que les espera posteriormente.
“Ella era un amor como de película… ridícula” me confesó entre copas un compañero de borracheras y sueños frustrados en aquel bar rústico del centro.
“Ya sabes, asquerosamente rosa, de esas mujeres que te presentan un mundo tan surrealista que llegas a olvidar que estás en México y que estamos en uno de los peores países para vivir.” Yo sólo asentía con la cabeza, aunque mis ojos se cerraban en ese momento, siempre disfrutaba escuchar la filosofía de la calle de este compañero de tragos.
“Y yo, creyendo que todo tendría un final feliz, me di cuenta que esa felicidad es inalcanzable y que en realidad no existe la felicidad, simplemente un trayecto hacia algo indefinido pero que creemos que es felicidad. Y si las películas duraran más de una hora y media veríamos que pasa después de ese beso tan esperado y la definitiva pero errónea palabra, fin.”
Mientras decía esto yo pensaba en las miles de parejas de enamorados que entran a la sala imaginando que están observando la realidad cuando el absoluto de la realidad es otro imposible y nos quedamos con lo que estamos viendo, mientras los enamorados solo ven un beso en la pantalla y repiten esta acción que los lleva a un momentáneo placer sin saber que les espera posteriormente.
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