Algunas veces veo las hojas moverse con el viento, las miro y pasan las horas, las miro y pasan los días, todo se acerca a un final, llevo tantos días pensando en cual sea el ideal, si tan solo pudiera dejar de pensar y empezar a sentir.
Dicen que los arboles conocen la historia de todo lo que ha pasado a su alrededor, pero para que quiero el pasado si el presente no me convence, como ya había dicho quiero sentir, sin embargo no me canso de preguntarles, sin saber exactamente que esperar.
El miércoles de ceniza un árbol me hablo, me dijo: noto el tiempo pasar tan lento pero tu reloj va muy veloz, detente un momento y observa, que la vida se te va. Le dije: tu que sabes de mi vida árbol, y me contesto: todo lo que necesito saber para saber que tu no sabes nada, lo que fue un golpe fuerte a mi ego.
Explícate, le ordene, veras, me dijo, el tiempo tiene un ritmo es como la música, nunca adelantas una canción, simplemente te pierdes en la letra, en el ritmo en la armonía, que fue lo ultimo que hiciste que te sacara de la rutina, me sentí desnudo, como un árbol podía saber más que yo de mi, le conteste que si la vida era así era porque el mundo me lo exigía, que a el no le exigía nada porque era un árbol, que mientras el se alimentaba nos daba lo único para lo que es útil.
El dijo, no dañes a quien te dice tu verdad, porque lo que vez en el simplemente es un reflejo tuyo, me calme y decidí escuchar más, me contó historias de todas las personas que conocía, de toda la cultura que había obtenido de gente que se sentaba a leer en su sombra, tenia 125 años, los suficientes para saber 7 veces más que yo, cuando acabe de platicar con el vi que era tarde para hacer todo lo que tenia que hacer y recordé que no recordaba mis labores, me acosté y dormí bajo su sombra, la mañana siguiente amanecí en el psiquiátrico porque toda la escuela me vio hablando con un árbol.
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